"El Científico"

Abro los ojos sobresaltado. << Creo que todo ha sido una pesadilla >>, me digo para tranquilizarme. Pero no lo hace. Nada me tranquiliza en estos momentos sabiendo que no puedo hacer nada para remediar lo que ha ocurrido. Voy al lavabo a refrescarme la cara e intentar quitarme la conmoción que me ha dejado lo sucedido. Se oyen sirenas, gente gritando y corriendo de un lado para otro. Intento no hacer caso a todo el ruido, pero no puedo. No puedo evitar pensar en lo que ha pasado esta noche. Ha sido demasiado. Guardias vaciando cargadores enteros frente a una población indefensa sin armas de ese calibre. Una población que lo único que tenía era lo que encontraba por las casas, cuchillos, tenedores, incluso se ponían ollas en la cabeza a modo de casco. <<Estaba claro que pasaría>> me intento disculpar sin éxito. Acto seguido se me vienen a la cabeza imágenes de gente cayendo de rodillas intentando hacer frente a los guardias. <<No puedo dejar que esto acabe así>> Me reprocho. Así que me pongo ese traje negro que tanto me ha caracterizado por esconderme en las noches que lideraba los ataques, pongo el cuchillo en su funda del cinturón y me dispongo a salir. <<Sería una locura salir por la puerta así que mejor subir al tejado>>, y eso es exactamente lo que hago. Es invierno por lo que hay algunos tramos de hielo en los que debo andar con cuidado para no caerme y torcerme algo. No puedo permitirme fallar. 

Y eso mismo es lo que me repito al llegar a mi destino. Una cárcel reordenada para que puedan entrar todos los ciudadanos presos, por complot, por haber intentado rebelarse contra aquello que les quitaba su libertad. <<Es irónico, ¿no?>> me susurro al pensar que están presos por escapar de su cárcel. Así que lo haré por todos ellos. Y salto a una de las torres abalanzándome contra un guardia cortándole el cuello con una frialdad que he conseguido aprender a base de la experiencia. Yo antes no era así. Quería ser alguien de provecho. Pero ellos se lo han buscado. Ellos han conseguido que estallase todo esto, aunque quizá ayudase yo también. Qué más da, ya no hay vuelta atrás y no me arrepiento. Me interno en aquella prisión asesinando por detrás a los guardias para que no me descubran y salten las alarmas. Entretanto, intento abrir algunas celdas con las llaves que he robado a uno de los guardias muertos. Así, poco a poco voy liberando a todos los ciudadanos presos. Todos se encontraban allí, mezclados. Niños, mujeres, hombres, ancianos. Todos. Cuando termino mi trabajo les mando a sus casas y a la media hora se reúnen todos en la plaza. Y yo no iba a ser menos.

Con las armas que buenamente han conseguido, bien de sus casas, o bien robándolas en la cárcel, marchamos hacia la capital buscando la batalla final. 

Una vez allí, atacan a los miles de guardias que se concentraban. Había por lo menos diez veces más que en nuestra ciudad, pero eso a los ciudadanos o "luchadores por la libertad" como se hacían llamar, no les importaba. Eso me hacía pensar que era mi turno de actuar. Debía ir a la base central y terminar con "El Científico", como bien habíamos pactado en la plaza. 

Me abro paso entre los guardias como había hecho en la cárcel intentando que no saltaran las alarmas aunque estaba claro que "El Científico" sabía que estábamos allí,y gracias a su control de mentes mandaba más y más guardias a nuestras posiciones. Avanzo como puedo, a veces luchando contra dos o tres guardias. Veo que me falta poco, pero noto que mi brazo palpita. Estoy herido. Observo y llego a la conclusión de que sólo es una herida superficial, por lo que sigo adelante. Llego a una sala inmensa, repleta de ordenadores y aparatos que no sabría decir para qué son utilizados. Y ahí esta él, "El Científico". Con su control de mentes, me manda a varios guardias que me sacan alguna que otra cabeza y, al menos, dos cuerpos. Sólo van armados con sus puños, pero observo que, aunque letales, son lentos en el combate cuerpo a cuerpo. Una alegría para mi, puesto que, aunque no soy muy fuerte, mi agilidad y mi cuchillo me ayudan a deshacerme de ellos rápidamente. 

Mientras tanto, "El Científico" me observa. Me abalanzo contra él. También es ágil, pero no tanto como yo y logro asestarle varias cuchilladas, aunque ninguna parece ser la definitiva. Veo que abre y cierra los ojos, exactamente como hizo cuando llamó a los guardias. Sé que no puedo pararme a luchar contra los demás, no puedo dejar que se escape. Continúo lanzando cuchilladas hasta que una le asesta una en el corazón. <<Ya está hecho>> pienso tranquilizándome. Pero veo que vuelve a cerrar y a abrir los ojos rápidamente y decenas de flechas me alcanzan por la espalda desgarrándome el traje e incrustándose en la piel...

En un último esfuerzo logro ver el cuerpo de "El Científico" caer muerto al suelo. <<Al menos he conseguido liberar al pueblo de su prisión>>...


No se nota que me he acabado "En llamas" no? Sinceramente, he disfrutado escribiendo este relato. Mientras iba escribiéndolo, las imágenes pasaban por mi cabeza como si de una película se tratase. Aunque no es mucho, y el nombre del "malo" no es muy bueno, he conseguido disfrutar escribiendo esto, que es otro de los propósitos de este blog.

Dejad que vuestra imaginación vuele libre.

Deivid León.