lunes, 26 de agosto de 2013

Épocas

Nos quejamos de que nos ha tocado vivir una época que no nos gusta. Una época en la que están de moda ciertas cosas que nosotros aborrecemos, pero que el resto de personas lo ve normal. Quizá porque se hayan adaptado a esta moda, quizá porque se han dejado llevar, no lo sé. Pero tampoco quiero saberlo. Mi pregunta es: ¿Por qué nos quejamos de que se hacen ciertas cosas por moda que nosotros odiamos o simplemente no nos gustan? 

Entre las respuestas que he sacado la que más me gusta es la siguiente: porque, simplemente, no nos oponemos a ello, y, o seguimos esa moda, o seguimos la propia nuestra escondidos o pasando desapercibidos. 


Un ejemplo claro es el amor. Unos lo toman como un juego, o, simplemente, prefieren no acercarse a él y hacer otro tipo de cosas, como estar con diferentes personas o no tener nada serio por las razones que sean; otros, quieren vivir cada segundo de ese amor como si fuera a esfumarse, como si el aleteo de una mariposa no pudiera ocasionar un huracán y se uniera con la atmósfera para acabar convirtiéndose en simple aire. Adoran los detalles, los gestos de cortejo, las relaciones largas, el conocer a una persona tanto que sepas todo sobre ella y puedas tener esos detalles que adoras con esa persona, y ella pueda adorarlos también. Personas para las cuales, una caricia en la mano significa un mundo, personas por las que el amor no es la meta, es el camino para ser felices (Y ojo, no estoy diciendo que la felicidad les dependa de la otra persona, estoy diciendo, que la encuentran más fácilmente con esa persona, o que esa persona les ayuda a encontrarla, pero nunca que la felicidad dependa de si estás bien o estás mal con cierta persona); para otros no es ni blanco, ni negro, es un gris y no se alejan del amor, pero si no viene no pasa nada y si viene, bienvenido sea y lo recibe con los brazos abiertos; sin embargo, hay otros que tienen toda una gama de colores del arco iris y aman a personas de su mismo sexo, o no les importa el sexo de la persona que amen.


En definitiva, no importa cómo amen los demás, o cómo se trate al amor en la época en la que vives. Importa cómo lo sientes tú, cómo lo vives tú y cómo amas tú. El resto no importa.


Dejad que vuestra imaginación vuele libre.

Deivid León.

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